Las flores del jazmín, comúnmente blancas –si bien hay algunas especies amarillas–, poseen a menudo un dulce e intenso aroma. Estas plantas se cultivan principalmente por sus flores, en el jardín, como planta de interior o para flor cortada. Dos horas antes de abrirse el capullo se puede coger y hacer biznagas, muy apreciadas en Andalucía.

En el sur y sureste de Asia las mujeres suelen llevarlas en el pelo. También se utilizan para hacer té, cuya base es el té verde y muchas especies destilan un aceite con el que se elaboran perfumes. En aromaterapia, se emplea en el aspecto emocional como un afrodisiaco, y por la parte física como relajante muscular y analgésico. 

Luz y situación: Necesitan luz en abundancia, sobre todo si están en el interior; en el exterior es conveniente que se expongan directamente a los rayos del sol.

Temperatura: No toleran el exceso de frío en invierno ya que no deja que la planta florezca, unos 13 grados son lo ideal. En verano aguantan bien siempre y cuando haya humedad en el ambiente, pueden tolerar los 25ºC sin problemas. Se diferencian mucho los jazmines situados cerca del mar a los del centro de la ciudad, su aroma por la noche es más potente.

Riego del jazmín: Cuando están creciendo en verano conviene regarlos cada 2-3 días, y en invierno, una vez a la semana.